Una persona recorre unos 100,000 kilómetros a lo largo de su vida, lo que equivale a unos 140 millones de pasos. Ante estas cifras, no cabe duda de que hay que mimar y consentir nuestros pies.
Su mayor enemigo son los zapatos ajustados. Un consejo al respecto: nunca se compre zapatos por la mañana porque los pies están descansados y más tarde tenderán a hincharse; opte por calzado de suela gruesa, de tacón bajo y confeccionado con materiales naturales.
Y ¿por qué no dar una alegría a nuestros pies? Sólo tiene que caminar descalzo media hora al día. Además, es conveniente que los pies suden para evitar escamas, aunque se deben lavar con asiduidad.
Para terminar el día, nada mejor que premiarlos con un buen baño de agua tibia, cubriéndolos después con una capa de aceite y limón; sentado y con los pies en alto, deje que transcurran 10 ó 15 minutos.
Con estos sencillos consejos nos sentiremos muy bien junto con nuestros queridos pies, al término de una ardua jornada.
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