La falta de información a menudo termina mandando al cesto de basura lo mejor para una alimentación sana.
Por ejemplo: ¿pela usted las zanahorias y patatas antes de cocinarlas? Si es así, mal hecho; porque al privarlas de su envoltorio natural pierden sus mejores cualidades.
Lo mismo sucede con el caldo donde han hervido carnes, pescados y verduras; por cierto, ponga estas ultimas en poco agua, sin demasiada sal y a fuego lento; de lo contrario, la cocción violenta puede disminuir sus nutrientes.
Salvo el excedente que utilizamos de esta agua cocida para hacer una buena sopa, el resto lo arrojamos por el fregadero, así, infinidad de sustancias nutritivas terminaran alimentando a los habitantes de las cloacas.
¿Y que podemos decir de esa manía de elegir las hojas de lechuga mas pálidas, para que se vean estéticas en nuestra ensaladera? Una manera culinaria antivitaminica, ya que precisamente las hojas que se suelen dejar de lado por su rabioso verdor concentran mayor cantidad de vitaminas.
En resumen, antes de tirar nada, consultemos en algún libro o en la web, sobre el valor nutricional de los alimentos, no vaya a ser que la solución a una dieta equilibrada este yendo a parar a su basura.
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