“El dolor no es un estado permanente. Al igual que el insomne ha olvidado cómo dormirse, muchos de nosotros hemos olvidado cómo estar en paz." Sri Ravi Shankar.
Todos los días estamos sometidos a estímulos internos y externos que inciden en nuestra conducta y comportamiento, generando situaciones en donde está en juego nuestra armonía, que de no sabérseles manejar, puede dar resultados negativos, afectándonos psíquica y físicamente, en muchos casos afectándonos como una carga de energía negativa muy significativa que nos impide recuperar nuestro equilibrio.
No cabe la menor duda, que la creciente ola materialista que subyuga al mundo nos ha alejado del conocimiento de lo espiritual, de lo natural, ligándonos a la materia, creyendo que lo único verdaderamente importante es la vida trivial que diariamente llevamos, ir en conquista de lo material, origina en muchos desarmonía.
Debemos tener una ruta, seguir un camino, pero un camino conscientemente recorrido, pensando en el bien y en la felicidad común, porque lo que no beneficie a todos, realmente no beneficia a nadie, debemos ir en conquista de la armonía, asegurarnos con ella nuestro tránsito para optimizar bien nuestro potencial.
Angie E. Brooks, al respecto señala, “Hasta el momento en que podamos conseguir una atmósfera en la que los hombres puedan trabajar juntos en armonía, manteniendo su diversidad, y logrando construir mano a mano produciendo una variedad unificada, se podrá conseguir la paz y al mismo tiempo promover las múltiples características que intensifican a la sociedad, hasta entonces habremos hecho frente a nuestro desafío”.
Si podemos lograr armonizar nuestros pensamientos, palabras y acciones, podremos realizar un cambio notable en nuestra vida, volviéndose ésta más sencilla y facilitándonos alcanzar nuestras metas y el compartirlas con las personas que nos rodean; pues teniendo más armonía internamente es solo natural que esta se extienda a nuestro alrededor.
Lograr esta armonía es muy sencillo, solo necesitamos observarnos cuando pensamos, hablamos y actuamos, vigilando que exista concordancia entre lo que razonamos decimos y hacemos.
El bienestar y la armonía tienen que comenzar en nuestra mente.
“La vida no se mide por las veces que respiramos, sino por las cosas que nos sacan el aliento”.
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